El 20 de noviembre de 1845 nuestros soldados luchaban por la soberanía nacional de nuestro territorio y nuestra autonomía. Hoy, 167 años después, luchamos por la soberanía de las ideas y la identidad cultural.
En un nuevo aniversario de la Batalla de la Vuelta de Obligado, nuestra compañera presidenta se hizo presente en la localidad bonaerense de San Pedro con fuertes y emotivas palabras que marcaron la jornada. La militancia, como siempre, se congregó desde la mañana en Las Barrancas, en el Monumento de los Héroes que ella junto a Néstor inauguraran en el año 2010 en el marco de los festejos por el bicentenario.
Para comenzar su discurso, Cristina destacó que “la subordinación cultural y la falta de una identidad que teníamos fueron utilizadas durante mucho tiempo para hacernos creer que la soberanía nacional eran sólo los símbolos patrios”. En referencia a eso, felicitó a los actores Cristina Banegas y Darío Grandinetti, que ganaron el premio Emmy por sus participaciones en el ciclo Televisión por la Identidad. “Además del talento de estos dos artistas, está el papel del Estado ya que esos programas fueron hechos por los argentinos desde el Estado nacional, con la inversión de los 40 millones. Eso también es soberanía nacional porque es identidad cultural”.
Con respecto a la reestructuración
de la deuda externa, la jefa dejó en claro que fue “una deuda que no paró de crecer y que dejó afuera de las ilusiones y las esperanzas a millones de argentinos que habían perdido el trabajo, muchos se fueron del país”. Es por eso que sostuvo que “aquella reestructuración fue también otra
vuelta de Obligado, y como en la Vuelta de Obligado había algunos
argentinos que jugaban del lado del extranjero”, enfatizó la compañera.
En el marco de los aprietes y extorsiones gremiales en el que se dejó a gran cantidad de argentinos sin la posibilidad de viajar hacia su trabajo, remarcó que “El derecho a huelga es un
derecho sagrado, pero también es sagrado el derecho de cada trabajador a
decidir lo que quiere hacer” Y consideró que la realizada ese día por distintos sectores gremiales “no fue una huelga general, ni siquiera un piquete que fue un fenómeno social, fue un apriete y amenaza”.
“Me gustaría de corazón que todos los dirigentes, principalmente
aquellos que dicen defender a los trabajadores, estén más preocupados
por proteger las fuentes de trabajo". “Me banco la que venga,
sean huevos o sea cualquier cosa. A mí no me corren, y menos con
patoteadas. Esos no eran los dirigentes que querían Perón y Eva, querían representantes de los trabajadores”. No bastó que termine la frase para que los cientos de militantes presentes cantaran al grito de "Si la tocan a Cristina qué quilombo se va a armar".
Para finalizar, la jefa resaltó la importancia de "agregar a lo
nacional y lo popular, lo democrático. Porque eso es lo que nos legitima
ante el juicio de la historia, ante el que me voy a someter siempre”. “El compromiso nuestro fue con un proyecto
político cuyo eje fundamental es recuperar la soberanía de la
Argentina”, y por ello, se comprometió a trabajar por “una Argentina en la
cual unamos esfuerzos, porque es necesaria la unidad nacional, y
fundamentalmente la unidad de los trabajadores”.
“Les pido a todos la
unidad nacional, porque cada vez que nos han dividido han venido primero
por el gobierno y después por el pueblo”.
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