Tarde mágica con los vecinos de Moreno

El domingo 12 de junio quedará en la memoria del barrio morenense. El día significó una invitación a compartir una maravillosa experiencia entre vecinos, y los compañeros de La Cámpora. Antes del mediodía, los cumpas se acercaron a la plaza de D’Amicis y Catamarca, ansiosos por los preparativos que llevarían a cabo, a la expectativa de la kermés para niños y padres, que con tanto amor venia anidando en sus sueños y sus corazones, y ahora verían hecha realidad. Bajo el lema “Todos los días es el día del niño”, se desplegaron muchos juegos infantiles. A las 15 hs, ya ingresaban corriendo los invitados de honor, o bajándose a las apuradas de las bicicletas, con sus caritas llenas de brillo inocente. La música que alegraba a los chicos, convidaba a participar a los vecinos que caminaban las calles cercanas. Abuelos, madres, y padres traían a sus familiares más jovencitos, que enseguida se lanzaban a jugar con los compañeros, y a relacionarse con otros nenes. Un compañero disfrazado de león los animaba a participar de la recreación y contaba con la ayuda del resto de los militantes, que desde sus puestos en los juegos, se convertían en receptores de abrazos y sonrisas, por su buena onda con los chiquitos. Además, cada juego significaba una oportunidad de llevarse algún premio, ya que al ganar, acumulaban vales de pingüino, que podían cambiar por alguna sorpresa, y no quedó niño sin recibir un regalito.Los adultos aprovechaban la ocasión para conversar y evacuar inquietudes con algunos militantes camporistas. Las propuestas y actividades de la organización despertaron mucho interés. Siempre había alguien dispuesto a conversar de política o sobre los diferentes apoyos escolares que se brindan en la zona. Y, como broche de oro, la kermes contó con la presencia de vecinos integrantes de una comunidad Qom, que participaron exponiendo sus artesanías, atrayendo la atención de todos los adultos.La despedida vino cuando empezó a hacer frió. Los más de 60 vecinos y vecinitos presentes, volvieron a sus casas felices y contentos. Nadie olvidó de tomarse un vaso de chocolate a la salida, y en el corazón de los compañeros, queda la satisfacción de una militancia honrada, desinteresada y predispuesta a volcar todas sus fuerzas al bienestar colectivo. Uno de los objetivos alcanzados fue ayudar al comedor de la comunidad originaria, haciendo una colecta de víveres y prendas de vestir. El otro fue lograr hacer participar a los vecinos en una propuesta noble y atractiva, generando incluso, vínculos entre gente que no se conocía, o que no conocía los valores de la agrupación. La foto general es el fuerte testimonio para la posteridad, de aquello que Cristina propone al mundo: “el camino es con amor”.